El basurero satélite de la manzana 65 del barrio Los Caracoles se ha convertido en un foco de contaminación y desesperanza para sus habitantes. Cada día, montones de desechos, escombros y residuos invaden la zona, transformando el espacio común en un punto crítico de insalubridad.
“Todos los días vienen con las basuras, escombros, todo lo que se imaginan de venir a tirar aquí al frente”, relata Fanny Rodrigues, una de las residentes afectadas. La mujer, visiblemente indignada, explica que el problema no solo es visual, sino que afecta directamente la salud de su familia.
Sus sobrinos, niños pequeños que viven frente al basurero, sufren de asma. “Salen ratones, cucarachas, de todos los animales que ustedes puedan tener en su mente. Por favor, nos colaboren con esto”, suplica.
La escena describe una realidad repetida en varios sectores de Cartagena, donde la acumulación de residuos en esquinas improvisadas refleja la falta de cultura ciudadana y el déficit de control ambiental.

Basurero satélite y enfermedades respiratorias
El basurero satélite no solo representa un problema ambiental, sino también un riesgo para la salud pública. Los malos olores y la proliferación de insectos agravan el cuadro de enfermedades respiratorias en la comunidad.
“No soportamos los olores. Cuando hace bastante sol, eso es mejor dicho, uno no puede ni estar por aquí”, afirma Rodrigues mientras señala el punto donde los residuos se amontonan. En los días de calor, los gases emanados del cúmulo de desechos se esparcen por las viviendas, afectando especialmente a niños y adultos mayores.
El Departamento Administrativo Distrital de Salud (DADIS) ha advertido en otras ocasiones sobre los riesgos de los vertederos informales, señalando que estos pueden convertirse en criaderos de vectores transmisores de enfermedades como el dengue o la leptospirosis. Sin embargo, en Los Caracoles, la solución parece no llegar.

Comercios en crisis por el basurero satélite
Fredy Orozco, tendero de la manzana 65, describe con preocupación el impacto que ha tenido el basurero satélite sobre su negocio. “La verdad es que esas basuras me afectan por los malos olores que emite ese basurero. Mucho mosquito y tiran mucha basura que no deben arrojar allí”, afirma.
El comerciante explica que, aunque intenta mantener su tienda limpia, los clientes han comenzado a alejarse. “Los clientes ya casi ni quieren venir a comprar acá por la incomodidad de los olores. Eso me afecta a mí también”, dice.
La situación evidencia cómo una problemática ambiental puede derivar en dificultades económicas locales, afectando la convivencia y el comercio barrial.
Mal parqueo, la raíz del problema
Aunque la comunidad ha señalado la falta de conciencia ciudadana como una causa principal, Fanny Rodrigues aclara que la situación se agrava por el mal parqueo de algunos vehículos que obstaculizan la recolección.
“Hay días que cuando viene el camión de la basura, no puede entrar porque está el poco de carros estacionados. Entonces dejan la basura ahí hasta el otro día”, denuncia.
Ese obstáculo genera un ciclo continuo de acumulación: cuando el camión no logra ingresar, los residuos permanecen más de 24 horas, se descomponen con el calor y terminan atrayendo animales e insectos. A la mañana siguiente, los habitantes encuentran montones más grandes y un olor más insoportable.
Esta situación, que parece cotidiana, termina convirtiéndose en un detonante ambiental que demanda acciones urgentes de control de tránsito y organización comunitaria.

Hacia una solución sostenible
La comunidad de Los Caracoles insiste en la necesidad de una acción conjunta entre la Alcaldía, Pacaribe y los habitantes. “Por favor, nos colaboren con esto, que vengan y nos hagan un aseo profundo en este pedazo”, reitera Rodrigues.
La intervención no solo debería incluir limpieza, sino también campañas educativas que promuevan la separación de residuos y el respeto por los espacios comunes. En el marco del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS), Cartagena busca erradicar los puntos críticos de basura, pero su éxito depende, en gran medida, de la corresponsabilidad ciudadana. Entérate de más aquí.
Un llamado desde Los Caracoles
El clamor de los habitantes de la manzana 65 es una alerta más sobre el impacto del basurero satélite en las comunidades urbanas. No se trata únicamente de limpiar una esquina, sino de garantizar condiciones dignas para quienes allí viven, trabajan y educan a sus hijos.
La historia de Fanny Rodrigues y Fredy Orozco resume una realidad que exige atención inmediata. En palabras de Rodríguez, “no soportamos los olores ni los animales. Queremos que esto cambie”. Y en la de Orozco, la advertencia es clara: “Nos afecta a todos. Esto no puede seguir así”.
Mientras tanto, en la manzana 65 de Los Caracoles siguen esperando que las autoridades respondan al llamado de una comunidad que ya no soporta el abandono.