La extorsión en Cartagena enfrenta nueva ofensiva
La extorsión en Cartagena motivó una nueva ofensiva del GAULA de la Policía Nacional, que el 29 de octubre de 2025 desarrolló un curso anti-extorsión dirigido a los empleados de la empresa de vigilancia Cosmo Seguridad.
La jornada, que benefició a 52 trabajadores certificados, hizo parte de la campaña “¡No dejes que te engañen, juntos prevenimos el delito! Córtale la conexión a la extorsión, cuelga y marca la línea 165”, con el propósito de fortalecer la cultura de prevención y denuncia.
El entrenamiento abordó las modalidades clásicas y digitales de extorsión, y entregó medidas de autoprotección a los empleados, en el marco de la estrategia nacional “Yo no pago, yo denuncio”, implementada por la Policía en todo el país.
GAULA refuerza la prevención con capacitación empresarial
Durante la jornada, los expertos del GAULA explicaron las modalidades más utilizadas por los extorsionistas, entre ellas las llamadas carcelarias, donde los delincuentes se hacen pasar por integrantes de bandas criminales para intimidar y exigir dinero.
“Obtienen información de las víctimas a través de directorios telefónicos o redes sociales”, detalla el boletín del GAULA, “emplean lenguaje agresivo y exigen pagos rápidos mediante empresas de giros”.
También se analizó la modalidad conocida como “tío/tía”, en la que los delincuentes fingen ser familiares capturados para solicitar dinero.
“Se hacen pasar por un sobrino o familiar detenido y exigen entre 200.000 y tres millones de pesos, con plazos de menos de dos horas para la consignación”, advierte el comunicado.
El curso incluyó recomendaciones precisas: no entregar información personal, instalar identificadores de llamadas, grabar conversaciones sospechosas y denunciar de inmediato cualquier intento extorsivo a la línea gratuita 165.
Un modelo que busca multiplicar la prevención
El GAULA señaló que este tipo de capacitaciones continuará en otras empresas del sector privado. Su objetivo es convertir a los vigilantes y trabajadores en replicadores del mensaje preventivo, especialmente en sectores donde el contacto con la ciudadanía es constante.
“La idea es que cada participante pueda identificar una llamada extorsiva y activar los canales de denuncia antes de que se materialice el delito”, explicó uno de los instructores al cierre del curso.
Las jornadas incluyen simulaciones de casos reales y entrega de material pedagógico, con la meta de fortalecer la respuesta temprana frente a las llamadas intimidatorias.
La extorsión en Cartagena: un delito en aumento
De acuerdo con cifras de la Policía Metropolitana de Cartagena, las denuncias por extorsión pasaron de 118 en 2024 a 197 en lo corrido de 2025, lo que representa un incremento del 67 %.
La institución reporta además 43 capturas relacionadas con este delito, en barrios como Olaya Herrera, El Pozón y el centro histórico, donde comerciantes y conductores han denunciado exigencias económicas.
Entre las modalidades más comunes se encuentran la extorsión carcelaria, la digital y el cobro de cuotas de seguridad a negocios locales.
El GAULA insiste en que la prevención depende del rechazo al pago y del uso inmediato de la línea 165, canal oficial para recibir orientación y apoyo.
La Policía Nacional reitera que cada denuncia es vital para identificar a los responsables y desmantelar redes delictivas. Más información sobre la estrategia nacional puede consultarse en el portal de la Policía aquí.
Confianza y corresponsabilidad ciudadana
Aunque la extorsión en Cartagena sigue siendo uno de los principales desafíos de seguridad, el aumento de denuncias también refleja mayor confianza ciudadana en las instituciones.
El GAULA destacó que los reportes permiten rastrear llamadas, ubicar a los extorsionistas y evitar pérdidas económicas y psicológicas a las víctimas.
“No se comprometa a realizar pagos o aceptar exigencias, pero muéstrese dispuesto a dialogar para ganar tiempo mientras actúa la autoridad”, recomienda el comunicado.
El llamado final es claro: cuelgue, denuncie y no pague. Cada reporte puede salvar una vida o evitar que el dinero del delito siga circulando.
